La Mujer y la Energía del Dinero
Las mujeres estamos teniendo ingresos propios hace muy poco tiempo, tal vez hace 50 años más o menos y por supuesto, no todas, sólo algunas han disfrutado del privilegio de poder trabajar y tener ingresos a su disposición.
Históricamente los hombres han tenido la función de ganar el sustento y proveer en el hogar. La mujer Chilena en especial, ha vivido desde la época de la colonia a cargo de su casa, decidiéndolo todo, y con cero injerencia en los asuntos del hombre y sus negocios. Tanto así que hasta hoy existen infinidad de parejas donde ella no sabe cuánto gana el marido ni qué bienes posee, o deudas también. Así, las mujeres nos fuimos acostumbrado a tener un proveedor, alguien que nos cuide y nos solucione los problemas, de manera tal que hasta hoy en Chile muchas aceptan de buena gana no trabajar y estar en casa, siendo el país latinoamericano con mayor cantidad de mujeres profesionales,.
¿Qué pasa entonces cuando las mujeres salen a trabajar?… Lo primero es que para la costumbre, tan arraigada en la sociedad, de que las mujeres no trabajen, les es propio sentir culpa de no estar en el hogar, por lo cual al llegar en la noche ellas se hacen cargo de los niños y la casa, como si no estuvieran cansadas, como si no tuvieran ganas de ser atendidas, como si la creatividad para estar con niños chicos jugando fuera algo tan natural que no requiriera ningún esfuerzo de su parte…pero como ellas salieron a trabajar tienen que compensar la falta y sacarse la culpa, hacer de dueñas de casa para que nadie note que han faltado en estos deberes, y por lo tanto, nadie reclame.
Un estudio hecho por Clara Coria, psicóloga Argentina en su libro “El Sexo Oculto del Dinero” , revela cómo las mujeres “se dan excusas para salir de su casa a trabajar”, cómo tratan de salir de la culpa que sienten de querer desarrollarse a través de una actividad remunerada e incluso de cómo se inventan gastos para justificar la necesidad familiar del dinero que ellas ganan.
Y es más, la mayoría tampoco administra su dinero con propiedad, disfrutándolo al menos, sino que lo pone al servicio de los hijos y de la familia, sin gozar de él. De esta forma, en muchas ocasiones termina el marido tomando las decisiones importantes sin tomar en cuenta lo que ella habría decidido, lo cual no quiere decir que no le pregunte su opinión, tal vez lo hace, pero finalmente la gran definición de compra de una casa o de un bien, o de reestructuración de la misma es la de él.
En talleres dedicados a este tema he visto como muchas mujeres no solicitan un aumento de sueldo ni ayuda económica a un hombre ya que perciben el pedir como rebajarse, una humillación, una subyugación, considerando además que ellas tienen que ser lo más autosuficientes posible, probar ser buenas trabajadoras, mujeres eficientes, y abnegadas, sintiendo siempre la exigencia implícita, de que para poder permanecer y desarrollarse en un trabajo tendrán que hacerlo mucho mejor que un hombre.
…¿Qué pasa con una mujer con trabajo y dinero?
El dinero es poder, quien lo tiene posee más ventajas e influencia que el que no…para empezar. Así es que los hombres, que han controlado y usado el dinero durante muchísimo tiempo, han tenido la posibilidad de sentirse seguros de sí mismos y con derechos sobre las mujeres al relacionarse con éstas, que han dependido de ellos la mayor parte de la historia.
La autoestima está bastante relacionada también con el dinero, sentirse fuerte, poderosa, exitosa materialmente es agradable y da una buena sensación de sí misma, así que cuando una mujer es independiente económicamente también es libre y sexualmente más activa, como lo han sido históricamente los hombres, por lo cual, no es de extrañar que vaya en busca del compañero sexual que le llama la atención o que sea proactiva en una relación.
Esto es muy bueno en relaciones de pareja donde anteriormente se esperaba que fuera el hombre quien tomara la palabra en todo, empezando por las llamadas telefónicas, las invitaciones, etc. Así las mujeres pueden ahora tomar la iniciativa en las relaciones de pareja y se sienten fortalecidas cuando lo hacen, cuando se atreven. Hoy sucede que la mujer empieza a tener un poco de lo que han tenido los hombres durante toda la existencia, la pro actividad en el sexo y el desenfado para engañar.
Cuando la mujer sabe que merece estar bien, participa activamente en las decisiones familiares y comerciales, sabe pedir cosas para sí misma, tiene la autoestima alta, gana su propio dinero, está consciente qué quiere y siente el derecho que tiene a desarrollarse en alguna actividad laboral, no cree que tiene que ser autosuficiente, y puede tomar decisiones respecto a los ingresos que gana, entonces ella está teniendo una buena relación con el dinero y fluirá bien en su vida. Es más, la seguridad que toda esta situación genera en una persona, puede garantizarle un mayor éxito económico aún, una buena relación de pareja y plenitud laboral. Todo esto, mientras se mantenga el equilibrio aquí planteado.
Marcela Pezoa Bissières
Terapeuta